Esta mañana, en la vía Pifo-Papallacta, que conecta Quito con la región amazónica, ocurrió un trágico accidente que ha dejado una irreparable pérdida en la región Amazónica. Según el último reporte del Cuerpo de Bomberos de Quito, el accidente de tránsito resultó en 9 fallecidos y 10 personas trasladadas a centros de salud.
El incidente involucró a un bus interprovincial con 35 pasajeros, que volcó en la conocida “curva de la muerte”, una sección de la carretera con un historial de accidentes. El bus accidentado formaba parte de una caravana de tres vehículos que se dirigían a Quito, con representantes de las comunidades kichwa Boca Tiputini, Puerto Miranda, Kawimeno Waorani, de la provincia de Orellana, y la organización de comunidades Quichuas de Aguarico, de la provincia de Sucumbíos. Este hecho subraya una alarmante preocupación sobre la seguridad vial en esta área.
Este desafortunado evento resalta la urgente necesidad de asegurar la seguridad vial como un derecho fundamental. El Estado tiene la responsabilidad primordial de proteger la vida y la integridad física de sus ciudadanos. La repetida ocurrencia de accidentes en esta carretera indica fallas en la infraestructura y en las medidas preventivas, las cuales deben ser corregidas con mayor diligencia para proteger a los usuarios de la vía.
Fortalecer las políticas de seguridad vial y realizar mejoras en las carreteras son pasos cruciales para proteger el derecho a la vida y a la integridad física, pilares esenciales en cualquier sociedad que valore los derechos humanos.