Amado Villafaña Chaparro es uno de los documentalistas más importantes de Colombia. Su origen Arhuaco marca su mirada del mundo y se convierte en la esencia de sus producciones. En la inauguración de la muestra de fotografía Sey Arimaku: El legado de una mirada, él hace referencia a cómo surgió el audiovisual en su territorio. Su territorio y él mismo fue declarado objetivo militar en el 2002 y decidió confrontar la violencia a través del audiovisual, venciendo todos los anillos de los grupos armados. Acercar la cámara a la gente, domesticarla como él dice, fue necesario para visibilizar la realidad que estaban viviendo. Varias personalidades de la cultura, de la academia, del cine han sido fundamentales en su proceso como Stephen Ferry y Pablo Mora, con quienes ha trabajado en las distintas facetas de su producción.
En su trajinar, crea varios colectivos: el colectivo de comunicación indígena “Zhigoneshi“ en el que participan tres de los Pueblos de la Organización Gonawindúa Tayrona y Realizaciones Yosowki, colectivo de fotógrafos, productores y documentalistas de origen arhuaco. En cada uno de ellos la filosofía de sembrar la semilla como aporte a los territorios es fundamental. De ahí que Zhigoneshi significa tú me ayudas, yo te ayudo. Yoshiki, tomó tanto poder en el acto de comunicar que se convirtió en la voz de arhuaco en la organización.
Ha realizado más de 20 películas y tiene más de 50.000 fotos, 600 horas de grabación de video. Sus producciones recogen la profundidad de la filosofía de su pueblo, dejando un mensaje poderoso para el mundo. Pese a haber sido difícil convencer a los manos del territorio sobre la necesidad de comunicar a través del audiovisual, son ahora sus obras las que transmiten gran parte del legado ancestral arhuaco. Sus obras Palabras mayores (2009), Nabusimake, memorias de una independencia (2010), Resistencia en la línea negra (2011) y Naboba: visión ancestral del agua del Pueblo Arhuaco (2016), Historia de Shiriwa y Muñi (2018), Sey Anchwi – Comunicando mundos, son registros importantes para preservar la memoria y mantenerla viva, por un lado, pero por otro abrazan las palabras sabias y profundas de los mamos como orientadoras de una humanidad en decadencia.
El audiovisual como respuesta a la violencia y la necesidad de autorepresentación son las ramas de esta gran ceiba. Pero, sobre todo, lo que sostiene es sin duda el espíritu mayor, la palabra mayor que se entreteje en cada una de sus obras. Daupará Territorio y Visiones de memoria, muestra de cine y video indígena en Colombia en esta XV edición, le rinde un merecido homenaje y abre la Exposición fotográfica Sey Arimaku y la proyección de algunas de sus obras: Historias de Siriwa y Muñi, Palabras mayores: por qué atentan contra la coca. Además se proyectará Kunsamu Zaku: I. A ´mia del colectivo Yosowki.
Ojalá en 50 años, como él mismo lo expresa, los niños que van a nacer puedan conocer, aprender del trabajo de los ancestros, a través de los nuevos mamos, pero también a través del audiovisual, el audiovisual, como herramienta para conocer, pero a su vez para defender los territorios y cuidar la vida.