El recién inaugurado Museo de la Memoria, no recopila los casos , ni nace un ejercicio de memoria digna a los cientos de víctimas de las graves violaciones que se han cometido en contra de los Derechos Humanos en Ecuador entre el 4 de octubre de 1983 y el 31 de diciembre de 2008.
En 2013, la “Ley para la reparación de las víctimas y la judicialización de graves violaciones de Derechos Humanos y delitos de lesa humanidad” ordenó crear el “Museo de la Memoria” un espacio dedicado a documentar y conmemorar a las víctimas de graves violaciones de derechos humanos y crímenes de lesa humanidad cometidos en el Ecuador. Sin embargo, han pasado más de 10 años para que se cumpla con esta obligación que sigue en incumplimiento, debido a las irregularidades en cuanto a la ubicación e información precisa.
Es importante señalar que el contenido del Museo de la Memoria se basa en el Informe Final de la Comisión de la Verdad, titulado Sin verdad no hay justicia, donde se reconocieron 118 casos de graves violaciones a los Derechos Humanos. El reporte identificó a 269 víctimas de privación ilegal de la libertad, 365 de torturas, 86 de violencia sexual, 17 de desapariciones forzadas, 68 de ejecución extrajudicial y 26 de atentado contra la vida.
Así pues, considerando que los museos dedicados a la memoria son sitios de gran importancia que tienen como objetivo transformar la narrativa histórica de una comunidad y ofrecer reparación integral, no solo para las familias y víctimas sino para la sociedad en su conjunto, el Museo de la Memoria en Ecuador, inaugurado en marzo de 2024, no responde a este fin, puesto que su creación se realizó en un subsuelo del Ministerio de Cultura y Patrimonio, en las últimas semanas antes de la fecha límite, sin tomar en cuenta que el lugar según el Convenio interinstitucional, suscrito desde el 2017, sería en Las instalaciones del actual Unidad de Vigilancia Comunitaria Manuela Sáenz -Regimiento Quito No. 2, (en ese entonces conocido como SIC-10). Un sitio identificado por la Comisión de la Verdad como un sitio de tortura.
Otro de los errores es en la información. Por ejemplo: Donde debería leerse Carlos Santiago Restrepo Arismendi se lee Carlos Santiago Restrepo Arismendy y donde debería estar escrito Roberto Merino Serrano se escribió Roberto Merinio Serrano. Carlos Santiago y su hermano Andrés desaparecieron en 1988 y Roberto fue asesinado en 1986, con una bala en la cabeza y otra en el corazón. “La Comisión de la Verdad no se creó en 2017, como se lee en uno de los tantos textos pegados en las paredes del Museo, sino en 2007” Según Gabriel Flores, periodista.
Considerado que varios países han promovido la creación de estos espacios como parte de su compromiso con la memoria histórica y los derechos humanos, organizaciones sociales rechazan que el Ministerio de Cultura y Patrimonio pretenda calificar como “museo de la memoria” y un hito para Ecuador a un espacio que habilitó en su subsuelo, y que no cumple con los mínimos necesarios en su contenido, enfatizando que este accionar evidencia la falta de voluntad política y capacidad para la reconstrucción del relato colectivo y la memoria de graves violaciones de derechos humanos, negadas e invisibilizadas en la historia del país. Por su parte,víctimas y familiares de las víctimas documentados en el Informe de la Comisión de la Verdad, han declarado públicamente que para el evento de inauguración del Museo no fueron invitados y que tampoco contó con la presencia o participación alguna, es por ello que a pesar de que este supuesto museo, es parte del proceso de reparación a las víctimas, no cumple con la reparación mencionada, según ,Clara Merino, parte del Comité de Víctimas de violaciones de DDHH en Ecuador.
Aunque se ha cumplido con la orden de la Corte Constitucional que el Ministerio de Cultura y Patrimonio debía acatar, la falta de atención en la ejecución del evento plantea interrogantes sobre si realmente se está logrando una reparación significativa para los familiares de las víctimas de crímenes de lesa humanidad y violaciones graves a los derechos humanos. Es válido cuestionar si este esfuerzo es suficiente para honrar la memoria y el sufrimiento de quienes padecieron tales atrocidades.
Fuente: Inredh, Radio Pichincha, Wambra Medio.