«Nuestra tierra no está en venta. No podemos comer dinero»
Decenas de manifestantes, entre ellos profesionales sanitarios e indígenas amazónicos, irrumpieron este martes 12 de noviembre en la sede de la cumbre climática COP30 en Belém, Brasil, para denunciar que las personas que participan oficialmente en la conferencia no representan a los pueblos originarios y para alertar sobre el impacto del calentamiento global en la salud.
El grupo burló los arcos de seguridad y logró ingresar al vestíbulo de la gran carpa administrada por la ONU, donde desplegaron pancartas y corearon el lema “¡La crisis climática es una crisis de salud!”. Pocos minutos después, el equipo de seguridad de Naciones Unidas los desalojó del área.
Los manifestantes exigieron detener el uso de combustibles fósiles y fortalecer los sistemas sanitarios para hacer frente a los efectos del cambio climático, que —según afirmaron— golpean especialmente a las comunidades más vulnerables.
Asimismo, destacaron que la región amazónica enfrenta de manera directa los impactos del calentamiento global. En 2024, una sequía histórica y los incendios forestales aumentaron los casos de enfermedades respiratorias y de dengue, agravando la situación sanitaria en varias zonas.
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