Las recientes elecciones en Estados Unidos son síntomas peligrosos de una severa degeneración política, económica y moral de la sociedad estadounidense, que ya tenía bajos estándares. Durante décadas, desde el final de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos ha pretendido ser el líder mundial en democracia y desarrollo económico, a pesar de las enormes contradicciones que son la verdadera realidad histórica. La elección de Trump y la toma de todo el Congreso por parte de republicanos cuasi fascistas, mentirosos, racistas y criminales convictos es la última etapa de la toma total del gobierno por parte de la clase multimillonaria que pretende ser amiga de los pobres, abandonados y desilusionados.
El gabinete de Trump ya se está llenando de racistas, teóricos de la conspiración, extremistas antigubernamentales y personas acusadas de delitos sexuales. El actual nominado de Trump para ser secretario del Departamento de Educación es el ex director ejecutivo de la WWE, una empresa de entretenimiento de lucha libre, que proporcionó millones de dólares para apoyar la campaña de Trump en 2016. Solo otras dos personas aportaron 200 millones de dólares en donaciones de campaña, lo que dio lugar a un puesto en el gabinete de Elon Musk y promesas a Miriam Adelson de anexar los territorios palestinos de Cisjordania a Israel.
Los extremistas religiosos están ganando poderes legislativos y judiciales para imponer sus creencias represivas y supremacistas blancas de la Edad de Hierro en las políticas nacionales de educación, atención médica, derechos civiles y política exterior que defiende el genocidio en Palestina.
Más de 30 millones de “sionistas cristianos” en los EE.UU. defienden abiertamente la matanza israelí de decenas de miles de palestinos con bombas, aviones, tanques, cohetes y fondos estadounidenses porque creen que el Mesías regresará cuando Israel se unifique y se construya el tercer Templo en el Monte del Templo en Jerusalén. Este bloque de votantes “cristianos” apoyó abrumadoramente la elección de Trump: un delincuente convicto, un empresario fracasado en repetidas ocasiones, mentiroso, mujeriego, agresor sexual y líder de la insurrección antidemocrática contra el Congreso en enero de 2021. La presencia de los palestinos y de la mezquita musulmana de Al Aqsa son vistos como obstáculos para el Plan Divino que deben ser eliminados. Algunos fundamentalistas extremistas incluso ven el holocausto nuclear como parte de su imaginario Plan de Dios.
Este tipo de locura ha pasado de ser un desquiciamiento religioso a una política exterior real que apoya el genocidio y la posible escalada nuclear contra Irán y Rusia, para proteger el expansionismo sionista, el apartheid, los crímenes de guerra y los crímenes contra la humanidad. Ayer, el embajador de Estados Unidos ante la ONU emitió el único voto en contra del alto el fuego en el Consejo de Seguridad de la ONU, el mismo día en que la Corte Penal Internacional emitió órdenes de arresto contra el primer ministro israelí Netanyahu y el ministro de Defensa Yoav Gallant.
Mientras tanto, el resto del mundo avanza lentamente hacia la consolidación de las naciones del “sur global” en la alianza de los BRICS, para crear un nuevo modelo de préstamos y alianzas para el desarrollo económico que no sean impulsadas por el deteriorado modelo de EE.UU. y la UE, del Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la OMC y otras reliquias internacionales tambaleantes de la “supremacía” grandiosa occidental creadas después de la Segunda Guerra Mundial. Las fantasías seculares del capitalismo están colapsando y siendo reemplazadas por fantasías religiosas del mesianismo sionista. Queda por ver si el modelo de los BRICS será realmente más humano y sostenible, sin las fantasías tóxicas que actualmente están arruinando el mundo.
Escrito por: Fred Hosea Ph.D.
